28.5.07
El calimotxo de mamá
Han creado una canción (con su videoclip y todo) que se llama El calimotxo de mamá. No os la perdáis, seguro que este año triunfa.
Además podéis leer la noticia completa con más información sobre el origen de la canción en la propia página de Kukuxumusu o en El País
16.5.07
Cleopatra
Aquí tenéis un video del youtube con una traducción (muy) libre al español.
Pero si sois un poco serios y os interesa saber lo que dice de verdad, podéis leer esta magnífica traducción cortesía de Limo:
GHIŢĂ, de Cleopatra Stratan
La ropita está colgada en el perchero / Afuera no luce el sol / No hay nada bueno desde que / pienso en Ghiţă /
10.5.07
Más eufemismos
El diario 20 minutos publicó hace unas semanas una noticia sobre los eufemismos en el trabajo.
Especialmente dedicado para las auxiliares administrativos (useasé, secretarias de toda la vida)
¿Te avergüenza tu curro?
Muchas personas quieren parecer más importantes y a veces ocultan su verdadero trabajo bajo eufemismos o palabras rimbombantes. Nos preocupa mucho nuestra imagen. Queremos aumentar como sea nuestro prestigio profesional y lo hacemos llamando a nuestra ocupación con un nombre que lo realza.
Aunque este fenómeno cultural se nota especialmente en el ámbito de la economía y la informática, se está dando cada vez más en otros sectores laborales. Es un esnobismo del que pocos nos libramos.
Las denominaciones
Profesiones con mala prensa: Es lógico querer dignificar aquellos trabajos que han estado mal considerados socialmente. Por ello se habla de funcionarios de prisiones (carceleros), agentes sanitarios (barrenderos), procesadores de residuos urbanos (basureros), intermediarios financieros (prestamistas) o verificadores fiscales (inspectores de Hacienda).
Extranjerismos: Las palabras de otras lenguas siempre nos han parecido más elegantes. Por eso se emplea chef (cocinero), mánager (gerente, representante, apoderado) o barman (camarero).
Subida de nivel: Un procedimiento usual es subir artificialmente el rango. Cobras el mismo sueldo, pero parece que tienes más mando. Así, hay supervisoras de productos en preventa (cajeras), empleadas del hogar (criadas), empleados de finca urbana (porteros) y tripulantes de cabina o ayudantes de vuelo (azafatas).
Técnico: Ésta es una palabra mágica que dota de prestigio a quien la ostenta. Hay técnicos de mantenimiento (mecánicos), técnicos de parques y jardines (jardineros), técnicos en manipulación de alimentos (cocineros) y ATS (enfermeros), que pueden ser también auxiliares técnicos sanitarios de transportes (camilleros).
Cultismos: Si la palabra tiene una raíz culta, el oficio se considera más digno. Existen podólogos (callistas), estilistas (peluqueros) y odontólogos (dentistas).
Estas modas, el afán de presumir o un complejo de inferioridad nos hacen olvidar que lo importante es ser buenos en lo que hacemos y que no hay trabajos indignos si sirven a la colectividad.
¿Sinónimos?
Comercial: Vendedor.
Administrativo: Secretario.
Efectivo: Soldado.
Comunicador: Locutor.
Informador: Periodista.
Constructor: Albañil.
Becario: Aprendiz.
Operario: Obrero.
Transportista: Camionero.
Ebanista: Carpintero.
Agente del orden: Policía.
Cartero comercial: Repartidor de propaganda.
9.5.07
Problemas lingüísticos (III)
Yo aquí recopilo las partes que se refieren a los eufemismos pero también hace una magnífica crítica del sexismo, el racismo, la retirada de anuncios publicitarios... es decir, esas hipocresías con las que vivimos todos los días.
«La ancianidad se transformó en tercera edad, pero como al parecer esto todavía no era suficiente, nuestros ancianos se han visto finalmente reconvertidos en personas mayores, lo cual no deja de ser incongruente puesto que, en sentido literal, somos mayores todos los ciudadanos adultos y no sólo los pensionistas, perdón, las clases pasivas.
» Más retorcida todavía fue la evolución convergente de los inválidos, luego minusválidos y finalmente (por ahora) discapacitados físicos, junto con la de los subnormales a disminuidos psíquicos y a (se ve que lo de disminuido seguía sonando mal) discapacitados psíquicos, o la de ciegos a invidentes y a discapacitados sensoriales.
» Los moros por supuesto ya no son moros, sino magrebíes o norteafricanos, y los negros, según su procedencia, subsaharianos o afroamericanos. Al menos a estos últimos ya no se les denomina personas de color, término impropio donde los haya puesto que los blancos (perdón, caucásicos) también tenemos nuestro propio color, aunque sea más bien tirando a pálido...
» Mención aparte merece el término gitano, tan tabú que los periodistas hablan ahora de etnia gitana, ya que lo de raza también está mal visto. Eso sí, los gitanos no se privan (y con ellos muchos que no lo son) de denominarnos payos a los ajenos a su raza (perdón, etnia), dándose la circunstancia de que, según el diccionario de la RAE, payo significa campesino ignorante y rudo y, según otros, tonto, mentecato y cándido, por no hablar de algunos localismos todavía peores. Si esto no es peyorativo, que venga Dios y lo vea.
» En fin, todo es esperar a que dentro de poco se prohiban frases como No se lo salta un gitano, No hay moros en la costa, Engañarle como a un chino, Estar negro, Fulanito es un negrero, Trabajar (o disfrutar) como un enano, Marica el último (otro colectivo especialmente protegido por los censores del lenguaje) o Hacer el indio, y puede incluso que haya que cambiarles el nombre a dulces tan conocidos como los conguitos o los brazos de gitano.
» Por supuesto que es normal que los catalanes, los gallegos o los vascos quieran denominar a sus poblaciones por los nombres originales en sus respectivos idiomas, pero lo que ya resulta pasado de rosca es que esta norma se quiera aplicar a la totalidad de nuestro país incluyendo, claro está, al sector castellanoparlante. Es normal que en Cataluña se hable de Lleida o Girona o que en el País Vasco se haga lo propio con Hondarribia, pero lo que no lo es tanto (más bien no lo es nada) es que en periódicos de tirada nacional, o en los paneles informativos de las carreteras a pocos kilómetros de Madrid, utilicen esta terminología en vez de la correcta (para los castellanos) de Lérida, Gerona o Fuenterrabía, por la misma razón que en castellano (o español) no se dice London, München, Kohln, Movska o New York. Lo curioso del caso, es que una simple consulta a la versión catalana de Google nos permitirá descubrir que los catalanes, cuando escriben en catalán, utilizan topónimos tales como Osca y Saragossa en vez de los correspondientes términos castellanos de Huesca y Zaragoza, lo cual no puede ser más lógico puesto que es así como se escriben en su idioma; ¿por qué razón, pues, no se obra con idéntico criterio cuando es al contrario?
» Nos queda todavía lo mejor, la soberana estupidez del lenguaje no machista. Para empezar, sus defensores parecen olvidar que, a diferencia del inglés, en español todas las palabras tienen género, incluido el llamado género común que engloba tanto al masculino como al femenino; pero aun en esos casos (el cantante, la cantante) no existe la menor posibilidad de confusión gracias al género del artículo, inexistente en la lengua de Shakespeare. Así, no sólo es innecesario, sino decididamente ridículo, parir perlas cultivadas tales como autodidacto, conserja o jueza, algo que llevado a sus últimas consecuencias nos conduciría a términos tan ridículos (aunque no menos que los anteriores) como taxisto, atleto, futbolisto, guardio, policío o curo.
» Paradójicamente parecen haberse borrado del mapa algunos términos femeninos que han existido desde siempre, como poetisa (ahora poeta es unisex, mira por donde), papisa, obispesa (he llegado a leer en los periódicos obispa) o sacerdotisa, transmutada esta última en mujer sacerdote, se ve que porque sacerdota les debía de sonar demasiado fuerte.
» Las antiguas asociaciones de padres de alumnos de los colegios son ahora asociaciones de madres y padres de alumnos (la cortesía tradicional no parece estar reñida con el feminismo), las escuelas de adultos se han transmutado en escuelas de personas adultas, se ha desterrado el término hombre en su acepción de ser humano, los ciudadanos somos ahora ciudadanos y ciudadanas, los españoles españoles y españolas o viceversa, según el gusto... lo que no entiendo, es por qué razón no se habla, con toda lógica, de personas y personos. Aunque sin duda, lo más aberrante de todo es el uso de la arroba a modo de nueva vocal que agrupa en un mismo término ambos géneros, todo un ejercicio de ingeniería sintáctica tan voluntarioso como absurdo.»