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9.5.07

Problemas lingüísticos (III)

Navegando por la red me he encontrado con un artículo de Jose Carlos Canalda Cámara. Yo al hombre no lo conozco de nada, pero su artículo La estupidez al poder me ha encantado. Es bastante largo y el hombre no es que use un lenguaje muy llano que digamos.

Yo aquí recopilo las partes que se refieren a los eufemismos pero también hace una magnífica crítica del sexismo, el racismo, la retirada de anuncios publicitarios... es decir, esas hipocresías con las que vivimos todos los días.

«La ancianidad se transformó en tercera edad, pero como al parecer esto todavía no era suficiente, nuestros ancianos se han visto finalmente reconvertidos en personas mayores, lo cual no deja de ser incongruente puesto que, en sentido literal, somos mayores todos los ciudadanos adultos y no sólo los pensionistas, perdón, las clases pasivas.

» Más retorcida todavía fue la evolución convergente de los inválidos, luego minusválidos y finalmente (por ahora) discapacitados físicos, junto con la de los subnormales a disminuidos psíquicos y a (se ve que lo de disminuido seguía sonando mal) discapacitados psíquicos, o la de ciegos a invidentes y a discapacitados sensoriales.

» Los moros por supuesto ya no son moros, sino magrebíes o norteafricanos, y los negros, según su procedencia, subsaharianos o afroamericanos. Al menos a estos últimos ya no se les denomina personas de color, término impropio donde los haya puesto que los blancos (perdón, caucásicos) también tenemos nuestro propio color, aunque sea más bien tirando a pálido...

» Mención aparte merece el término gitano, tan tabú que los periodistas hablan ahora de etnia gitana, ya que lo de raza también está mal visto. Eso sí, los gitanos no se privan (y con ellos muchos que no lo son) de denominarnos payos a los ajenos a su raza (perdón, etnia), dándose la circunstancia de que, según el diccionario de la RAE, payo significa campesino ignorante y rudo y, según otros, tonto, mentecato y cándido, por no hablar de algunos localismos todavía peores. Si esto no es peyorativo, que venga Dios y lo vea.

» En fin, todo es esperar a que dentro de poco se prohiban frases como No se lo salta un gitano, No hay moros en la costa, Engañarle como a un chino, Estar negro, Fulanito es un negrero, Trabajar (o disfrutar) como un enano, Marica el último (otro colectivo especialmente protegido por los censores del lenguaje) o Hacer el indio, y puede incluso que haya que cambiarles el nombre a dulces tan conocidos como los conguitos o los brazos de gitano.

» Por supuesto que es normal que los catalanes, los gallegos o los vascos quieran denominar a sus poblaciones por los nombres originales en sus respectivos idiomas, pero lo que ya resulta pasado de rosca es que esta norma se quiera aplicar a la totalidad de nuestro país incluyendo, claro está, al sector castellanoparlante. Es normal que en Cataluña se hable de Lleida o Girona o que en el País Vasco se haga lo propio con Hondarribia, pero lo que no lo es tanto (más bien no lo es nada) es que en periódicos de tirada nacional, o en los paneles informativos de las carreteras a pocos kilómetros de Madrid, utilicen esta terminología en vez de la correcta (para los castellanos) de Lérida, Gerona o Fuenterrabía, por la misma razón que en castellano (o español) no se dice London, München, Kohln, Movska o New York. Lo curioso del caso, es que una simple consulta a la versión catalana de Google nos permitirá descubrir que los catalanes, cuando escriben en catalán, utilizan topónimos tales como Osca y Saragossa en vez de los correspondientes términos castellanos de Huesca y Zaragoza, lo cual no puede ser más lógico puesto que es así como se escriben en su idioma; ¿por qué razón, pues, no se obra con idéntico criterio cuando es al contrario?

» Nos queda todavía lo mejor, la soberana estupidez del lenguaje no machista. Para empezar, sus defensores parecen olvidar que, a diferencia del inglés, en español todas las palabras tienen género, incluido el llamado género común que engloba tanto al masculino como al femenino; pero aun en esos casos (el cantante, la cantante) no existe la menor posibilidad de confusión gracias al género del artículo, inexistente en la lengua de Shakespeare. Así, no sólo es innecesario, sino decididamente ridículo, parir perlas cultivadas tales como autodidacto, conserja o jueza, algo que llevado a sus últimas consecuencias nos conduciría a términos tan ridículos (aunque no menos que los anteriores) como taxisto, atleto, futbolisto, guardio, policío o curo.

» Paradójicamente parecen haberse borrado del mapa algunos términos femeninos que han existido desde siempre, como poetisa (ahora poeta es unisex, mira por donde), papisa, obispesa (he llegado a leer en los periódicos obispa) o sacerdotisa, transmutada esta última en mujer sacerdote, se ve que porque sacerdota les debía de sonar demasiado fuerte.

» Las antiguas asociaciones de padres de alumnos de los colegios son ahora asociaciones de madres y padres de alumnos (la cortesía tradicional no parece estar reñida con el feminismo), las escuelas de adultos se han transmutado en escuelas de personas adultas, se ha desterrado el término hombre en su acepción de ser humano, los ciudadanos somos ahora ciudadanos y ciudadanas, los españoles españoles y españolas o viceversa, según el gusto... lo que no entiendo, es por qué razón no se habla, con toda lógica, de personas y personos. Aunque sin duda, lo más aberrante de todo es el uso de la arroba a modo de nueva vocal que agrupa en un mismo término ambos géneros, todo un ejercicio de ingeniería sintáctica tan voluntarioso como absurdo.»

3 comentarios:

Rachelita dijo...

Como siempre me estreso un poco con este tipo de cuestiones. Soy bastante bocazas y tiendo a meter la pata y resultar ofensiva a veces asique creo que me he vuelto demasiado sensible. La verdad es que en general, estoy de acuerdo con la mayor parte del conteniado del articulo. A ver, lo de personas mayores me parece una gilipollez, pero lo de las clases pasivas,...sinceramente me parece peor el remedio que la enfermedad, que conozco yo a mas de un jubilado que de pasivo no tienen nada., el problema con ciego no lo entiendo, no me parece ofensivo, sinceramente y discapacitado sensorial no me parece muy concreto.

Moro y negro. Esta parte me gusta. Hace anos, un par de chavales de 13 anos me bajaron de la nube de lo politicamente correcto y me dijeron "yo soy un moro ( el chaval marroqui) y este es un negro", a lo que el otro anadio, "negro oscuro que conste" y es que es verdad que supongo que muchos terminos intentan cambiarse por que su uso ha degenerado en ofensivo, pero un moro es una persona nacida en Marruecos segun el DRAE, y un negro es negro y da igual que sea subsahariano, o afroamericano igual que yo soy blanca y no celtasoriana o chulamadrilena.

La arroba y los masculinos femeninos: como diria Alberto ( CEE) ESO ES UNA GILIPOLLEZ y pone de muy mala leche, no me veo en la clase diciendo: hola a todos/as, vamos chicos/chicas, estamos todos/todas?

Alberto Belver dijo...

A mi este tema siempre me ha ENCABRONADO MUCHISIMO (o como se diría hoy en día MUY MUCHO jeje). Así que no voy a comentar nada más que me está empezando a hervir la sangre.

Sandra dijo...

Lo de MUY MUCHO no te lo permito ni de coña.
Como me gusta revolver conciencias, ¿eh? Si todo el mundo se encabronara con estas cosas no pasaría lo que pasa y no serían necesarios estos artículos.